miércoles, 14 de octubre de 2015

El mito de Ícaro y Dédalo.

El mito de Ícaro y Dédalo; es un mito de la antigua Grecia.

Ícaro  es hijo del arquitecto, Dédalo, constructor del laberinto de Creta , que le mostró a Ariadna (hija de Minos y Pasífae, los reyes de Creta )cómo Teseo (hijo del rey ateniense ,Egeo.)  podía encontrar el camino en el laberinto de Minos, donde se encontraba el Minotauro (monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro).Con esta ayuda, Teseo fue capaz de matar al Minotauro, por lo que el rey Minos y padre del monstruo, muy molesto encerró a Dédalo con su hijo en el laberinto. Como Minos controlaba la tierra y el mar, con la intención de huir, Dédalo fabricó unas alas para él y su hijo con plumas centrales que las adhirió con cera a los hombros de Ícaro y luego a los suyos e iniciaron el vuelo que los llevaría a la libertad. Dédalo había advertido a su hijo que no volara demasiado alto ni demasiado bajo. Ícaro sin prestar atención a las  advertencias de su padre, fascinado por lo maravilloso del vuelo, se elevó por los aires desobedeciendo a su padre, quien no pudo impedirlo. Además, Ícaro quiso ir más alto todavía y se acercó demasiado al sol, y el calor de este, derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las perdió. Y Ícaro acabó precipitándose en el mar, donde murió. Por eso, desde entonces ese mar se conoce como El Mar de Icaria.

En mi opinión a pesar de ser un mito, que como sabemos no son reales, creo que nos puede dar una lección importante para la vida.
Una de las cosas en las que me ha hecho pensar es, en cómo a pesar de la capacidad que posee el ser humano para crear grandes cosas, gracias al conocimiento,  el egoísmo y la ansia de poder hace que se dé un mal uso a eso inventos.
Un ejemplo de ello es la bomba atómica, en el mito lo vemos con el uso que le da Ícaro a las alas. A demás  también nos explica la limitación de los humanos, pues no siempre podemos vencer a la naturaleza.
En definitiva es uno de mis mitos favoritos por lo que trasmite. 



1 comentario:

  1. Correcta entrada, Laura. La moraleja es que los hombres no deben querer ser como dioses… o los plebeyos como los nobles, los súbditos como los reyes etc. Podía estar mejor redactado. Esta entrada pide a gritos una imagen de acompañamiento.
    Saludos

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